1) ¿Existe en tus recuerdos "el día en que decidiste ser tenista"?

No, al menos con claridad. Prácticamente vivía dentro del club, en Gimnasia y Esgrima de Pergamino. Para encontrar una sensación parecida debo retroceder hasta mi primer torneo. Ese fue el momento en que me picó el bichito de la competencia, fue instantáneo y, a la vez, determinante para soportar todos los sacrificios que debe hacer un tenista profesional.

2) Y, cuando ya competías, ¿alguna vez tuviste dudas de vos, de tu capacidad y de tus posibilidades?

A los 18 años me tocó jugar en Roland Garros contra Mary Jo Fernández, que en ese tiempo era una de las 15 primeras del ranking. Me había quedado sin auspiciante, venía de una gira de cuatro torneos con malos resultados y sabía que necesitaba ganar ese partido para poder seguir. No tenía más plata, cada ronda era vital para mi futuro, para pagar el siguiente viaje, al menos el pasaje y los gastos de los primeros días. Fue una de las grandes victorias de mi carrera, hasta ese momento la más importante, sin dudas.

3) Me imagino que habrás tenido una primera raqueta?

No me pidas que me acuerde marca y modelo, ¡por favor! Ni siquiera sé de dónde salió, seguramente era una que sobraba en el club. Sí recuerdo que la cortaron con un serrucho, casi la hicieron a medida para mí (risas). Quedó puro aro, me pesaba muchísimo. Esa raqueta fue el instrumento para empezar a sacar el amor por este deporte, un amor que siempre estuvo conmigo.

4) ¿Alguien especial de aquel tiempo?

Un grupo de personas de Gimnasia y Esgrima de Pergamino. Ahí trabajaban mis papás, ahí empecé a jugar yo, y de ahí salieron los primeros dineros para mi carrera. Dos familias que tenían farmacias, los Cachi y los Riera; Mariano y Néstor Huertas; estaba "Churrasco" que también jugaba. Pusieron plata y también paciencia, porque siempre había uno de ellos dispuesto a pelotear con "la chiquita que sólo quería pegarle a la pelota". Cada vez que podemos nos encontramos, están muy presentes en mi vida.

5) ¿Cómo eras a esa edad?

Dicen es que era un poco insoportable. Me enojaba, no aceptaba perder, lloraba cada vez que me ganaban. No me acuerdo, pero les creo (risas).

6) ¿Te divierte el tenis hoy?

Diría que nos estamos reencontrando, que le tomé el gustito otra vez. Lejos de la competencia y en un contexto de trabajo social, lo disfruto mucho. Cuando me retiré estaba saturada; ahora, en cambio, aprendí a valorar el hecho de ver cómo y cuánto disfrutan los chicoscuando tienen la chance de jugar. Tengo la posibilidad de seguir en una cancha y entregar algo a quienes lo necesitan, no está mal.

7) La inquietud por ayudar la tenés desde hace años. ¿Qué forma concreta tiene?

Es un programa de contención e igualdad, de hecho se llama "Set Iguales". Tengo cuatro profesores que trabajan conmigo y estamos en Vicente López y Avellaneda. Además, durante ocho meses de 2011, también estuvimos en Parque Sarmiento. Los chicos juegan al tenis, se les transmiten muchos de los valores que se aprenden a través del deporte, y tienen la obligación de ir al colegio, es la condición que se les pone para aceptarlos: ninguno puede dejar el estudio. En total son 200 chicos por semana en cada uno de los lugares. Pocas cosas en la vida me dieron tanta alegría como me da esto, me deja mucho en el corazón, y me llena de paz saber que estoy haciendo algo por y para los chicos.

8) Hablás de alegría y de paz. ¿Existe también un lugar para lágrimas?

Por supuesto, son de emoción y de tristeza. En algún punto se hace duro chocar con nuestra realidad y sabernos limitados para cambiarla. Es como que, más allá de intentar y hacer, a veces también te frustra un poco.

9) ¿Cambiarías algo del tenis?

En hombres, me parece que hay que encontrar un punto de equilibrio con menos exigencias y desgaste. Terminan destruidos y la tendencia se profundiza año tras año. Si se bajara un poco el volumen de competencia, por cantidad de torneos y por duración de partidos, se daría un gran paso adelante. Más allá de esto, no soy ingenua. Los auspiciantes presionan, los jugadores quieren cada vez más dinero. No es fácil la solución. Hoy, es más importante lo que genera un torneo que cuidar al jugador.

10) Y en mujeres?

Intentaría aumentar la cantidad de chicas sobre las que se reparte la carga promocional del Tour. Eso generaría mayor cantidad de jugadoras interesantes para el público. En materia de juego, hay una matriz estandarizada, con más fuerza que variedad, un concepto que llegó de Europa del Este y que se instaló. En ese sentido, es un momento, cambiará dentro de unos años.

11) Algunas jugadoras puedan salir del Tour, ser madres, no jugar por dos años y volver rápido. Por eso, muchos piensan que el nivel es bajo. ¿Qué pensás sobre el tema?

Son casos especiales, Clijsters, Henin, Davenport, Hingis, las Williams. Se trata de las mejores del mundo, las que estando en actividad marcaban mucha diferencia sobre el resto. Con los cracks esto puede pasar, de hecho Del Potro volvió en un año, jugó de igual a igual con todos y terminó 11 en el ranking. Por esto, más que creer que lo logran porque el Tour es flojo, me inclino a pensar que ellas son demasiado buenas para el promedio.

12) Nombraste a Del Potro. ¿Cómo lo ves en su carrera?

Es especial, es uno de los especiales. El partido contra Nadal en la Davis lo define como diferente. Es de los pocos que puede bailarlo a "Rafa", plantársele de igual a igual en ladrillo, en España. Nadal sabe que contra él la puede pasar mal. Juan Martín puede lesionarse, salir, tener un bajón, pero todos lo respetan porque saben que un partido es un día y Juan, en un buen día, es más que los demás. En 2011 volvió, ¡en 2012 puede hacer cualquier cosa!

13) Estuviste en Sevilla para la final de la Davis. ¿Sensaciones?

Se estuvo muy cerca, la diferencia fue corta. Aunque hay que aclarar que en la competencia, muchas veces, el poquito por el que te supera quien es mejor, es el tramo más difícil de recorrer. No es un set, es el quinto set. ¿Se entiende? Me hubiese encantado que ganara Argentina pero eso no estuvo tan cerca de pasar y de hecho el punto clave lo consiguió Ferrer contra Del Potro, el viernes. Los dos equipos sabían que si Argentina perdía ese single, la serie estaba resuelta. Y si Juan Martín le hubiese ganado a "Rafa", el domingo, la excitación habría sido muy fuerte, pero Ferrer era candidato muy claro para obtener el quinto punto. Por eso, más allá de la sensación, la realidad marcó algo más de distancia.

14) Al mirar tu carrera hacia atrás, ¿te cuesta elegir el más especial de tus ocho títulos de Grand Slam?

Me quedo con el primer Roland Garros, en 2001. Y antes que ese, elijo la medalla de bronce en Atenas 2004. Salimos terceras (con Patricia Tarabini), no es un título, pero es la sensación más linda que tuve. Jugar por el país es diferente. Compartir tiempo y espacio es algo poco común para nosotros. No ser los más importantes, también. En Sydney me había quedado con las ganas, en Atenas me las saqué.

15) ¿Y el resto de tus participaciones jugando para el país? Con la dirigencia tuviste tus idas y vueltas?

Jugar Fed Cup me gustaba mucho y a la vez, me mataba de presión y de nervios. Mis dos semanas previas y las dos posteriores, estaba muy condicionada por lo que iba a pasar y por lo que había pasado en cada serie. Nunca lo pude manejar, los nervios me ganaban. Frente a ese cuadro, algunas veces prioricé mi carrera. Hubo otras, aclaradas en tiempo y forma, en que no estuve de acuerdo con los manejos y las decisiones de la Asociación, y renuncié a integrar el equipo. Tan simple como no sentarte en la mesa cuando no te gusta cómo reparte la manzana el que decide.

16) Un partido en tu carrera?

En 2002, contra Mauresmo, en Roland Garros, octavos en la cancha central. Ella era de las mejores, la gente la amaba. No fue el partido que mejor jugué pero sí el que elijo y recuerdo especialmente. Me sentía cómoda contra ella, fuimos al tercero y lo saqué adelante 6/4. No me lo olvido más, está muy claro en mi cabeza y mi corazón. Después, en cuartos, me ganó Clarisa Fernández.

17) Y uno que te gustaría volver a jugar?

La semifinal ante Dementieva, también en Roland Garros, en 2004. Ella todavía no jugaba demasiado bien en ladrillo, yo estaba con toda la confianza, sentía que era mi torneo, que la final era muy posible. Pero los nervios me pudieron, me superaron. Cinco minutos antes de entrar a la cancha, me tensé, empecé a transpirar, me anulé y perdí el primer set 6/0. Después intenté todo, meter la pelota, visualizar cada punto, pero no pude. Creo que jamás sentí tal impotencia.

18) ¿Cómo definirías a Daniel "El Negro" Pereyra, el coach de casi toda tu carrera?

Fue quien marcó mi vida, mi juego, mi personalidad. Más allá de errores de ambos, de alguna pelea, él siempre se la jugó por mí, dio absolutamente todo lo que tenía para que yo progresara. No es fácil encontrar un coach así, que tenga el mismo nivel de deseo que el jugador. Eso facilita la convivencia, porque el de afuera puede ponerse en el lugar del de adentro, a la hora de los análisis y los objetivos. Y "El Negro" siempre lo hizo.

19) Con Virginia Ruano Pascual ganaste ocho títulos de Gran Slam. ¿Qué fue lo mejor que tenían como dupla?

Fue una grandísima compañera dentro y fuera de la cancha, con la que jamás tuvimos un solo reproche por no haber dejado todo en cada partido. Eso es imprescindible para funcionar y conseguir buenos resultados.

20)¿Sospechaste de doping o de partidos arreglados?

El doping es un tema del que hoy no tengo ganas de hablar. Y las apuestas clandestinas se empezaron a mencionar cuando ya me retiraba. Pareciera que, en eso, las mujeres no captan la atención.

21) Hoy resulta muy sencillo comunicarse alrededor del mundo. ¿Te acordás cómo era cuando empezaste?

Difícil y caro. Los más sofisticados mandaban un fax, otros seguíamos con las postales. Te juro que todavía existían las postales como medio habitual. Hoy nos reímos, nos parece mentira, pero así fue. No todos los hoteles tenían Internet, el minuto costaba una fortuna. Para casa compré un fax en cuanto pude, por supuesto.

22) ¿Un error, un acierto?

En términos generales estoy contenta con las decisiones que tomé en cuanto a cómo manejé y planifiqué mi carrera, aunque me hubiese gustado madurar mentalmente más joven para poder explotar mi juego a full desde un poco antes y por ende, por unos años más. Creérmela, en el buen sentido, no habría estado nada mal.

23) ¿Existe un momento en el que sentiste "llegué"?

Cuando tenía 15 años. Venía de jugar cuatro torneos buenos y luego llegué a la final junior de Roland Garros. Eso me colmó, me dio confianza.

24) ¿Y uno como espectadora?

Ver al seleccionado de básquet, y en especial a Ginóbili, en Atenas 2004 es un privilegio que agradezco enormemente. Me llenó de orgullo ese equipo. En el tenis, no pasa por un partido más o uno menos. En una mirada amplia, ser testigo de las carreras de Federer y Nadal, poder conocerlos, compartir espacios y muchos torneos. Son dos monstruos del tenis.

25) Admirabas a?

A Sabatini. "Gaby" era el espejo, nuestra jugadora, la que más al alcance teníamos, la que hablaba el mismo idioma, la que se había formado en el país y había recorrido las mismas canchas que todas nosotras. Su huella es profunda, única. A la vez, me gustaba mucho Graf, ¡cómo no admirarla si era una genia! Sus movimientos, su fortaleza, su mentalidad. Fantástica.

26) Recuerdo que una vez, tras perder frente a ella una final de dobles, elogiaste mucho juego y actitudes de Clijsters?

De este tiempo es mi favorita. Admiro su personalidad, la enfrenté varias veces, la conozco mucho. Su don de gente merece destacarse. Y en la cancha es un torito, siempre le digo que es como Nadal, pero en mujer.

27) ¿Jugaste en Tucumán?

Sí, en 1995. Torneo de 50.000 dólares en premios. Jugué bien, llegué a la final de singles, perdí contra Labat, pero gané el dobles en pareja con Laura Montalvo. ¡Imaginate que malos recuerdos no puedo tener! Me acuerdo que la gente se prendió a full y que se comentaba muchísimo la visita de Sabatini, Tarabini, Gorrochategui y Labat para jugar Fed Cup contra Australia.

28) ¿Una cuenta pendiente?

De color verde: Wimbledon. Perdí tres finales y, demás esta decirlo, me hubiese encantado ganarlo. Hubo una vez que nos dolió especialmente, cuando jugamos contra las chinas en 2006 y estuvimos break arriba en el tercer set. Nos mató la ansiedad ese día, una pena.

29) ¿Cómo decidiste tu retiro?

Después de la operación de cadera me desgarraba los gemelos constantemente, no podía estar activa tres semanas seguidas. Así dejé el single y, en dobles, era muy injusto tenerla pendiente a Virginia, cuando yo no estaba bien. Resuelto ese tema, quedé ahí, sola, conmigo y con mi decisión.

30) ¿Te costó?

No, el mensaje de mi cuerpo era muy claro. No me dejó ni un rinconcito para dudas o lamentos.